Hector De Anda
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Entre Mascaras Anda

Por: Graciela Kartofel, México, Agosto '84.

 

Mucho se ha hablado y escrito acerca de la tradición mexicana de las máscaras. También acerca de las distintas máscaras de la sociedad contemporánea y otro tanto en referencia con las máscaras como parte de la expresión teatral, mímica, circense, dancística y operística —¿acaso no nos acordamos de las máscaras de Morelia o de aquellas griegas?—. ¿Qué sucede cuando tenemos frente a nosotros máscaras realizadas como objetos en si sin un fin utilitario, sin que vayan a usarse para una representación del Tristán e Isolda de Wagner, o para el Lago de los Cisnes de Tchaikovski? Sucede que cada una de estas máscaras cobra autonomía, la autonomía que le confirió su autor y refieren todo un mundo pleno de alegorías combinadas y, en cada una de las lecturas -miradas- al objeto en cuestión, reaparece éste tan unívoco como plurivalente. La máscara es como la fachada o encabezamiento de un personaje. En esta ocasión, la máscara es eso y, sin dejar de serlo es también el personaje en si, un ente autónomo. Héctor de Anda ha dado vida a estos seres en una elaboración cuidada. Cada una de las piezas tiene un núcleo diferente, cada una es diferente. Los núcleos pueden ocupar una gran parte de la superficie de la máscara o sólo una sección, pueden estar acentuados por luces de cristales y chaquiras. Pero en todas sus máscaras, dichos núcleos juegan como las zonas de mayor saliencia, de mayor aproximación al espectador.

Entre-Mascaras--texto-por-Graciela-Kartofel-en-La-Galeria,-Valle-de-Bravo-1984

Mientras que se van extendiendo y diluyendo hacia el fondo, hacia los lados, en nubes de tules teñidos, mantas de cielo pintadas, tejidos superpuestos, pegados, anudados. A partir de esos núcleos —bocas, ojos, elementos rituales—, es que somos absorbidos y nos entregamos a la "telaraña" que tejiera la creativa imaginación del autor. Héctor de Anda estudió teatro, viajó a conciencia y se dedica al sugestivo mundo de la moda. Estos dos polos: teatro y moda, se traslucen aliementando sus fuentes al hacer las máscaras. Pero cada una de ellas lo va perfilando como un realizador en este terreno. Su sutil manejo de la paleta colorística se advierte en cada máscara. Los objets trouvés funcionan como accesorios imprescindibles para la "puesta en vida" de sus máscaras. Hasta el trozo de hierro más desgastado se agita invocador. La más amplia simbología bañada en las sensuales aguas de la tragedia se perfila en estos trabajos. En el abarcador horizonte de las artes, se instalan estos trabajos como así los dibujos en técnicas mixtas que de Anda realiza. Acumulando pasado, asentándose sobre los muros y soportes en los que se las coloca, estas máscaras van, vuelven, nos miran; entran, salen, acusan; aluden, ocultan, reflejan; muestran, interceptan, gritan... El tiempo, el más fiel crítico, dirá de la severa autonomía de esta producción y sus múltiples caminos: los de las telas, los papeles y los pigmentos y los del barro que H. de A. ya empieza a perpetrar, asesinando la anonimidad para dar paso a una vida singular.